Primero fue la reforma del despacho personal del presidente de la Xunta.
Y ahora el despilfarro del dinero público en tiempo de crisis llega incluso a las salas de reuniones del complejo administrativo de San Caetano, sede del Gobierno gallego.
La Xunta ha gastado cuatro millones de euros en la reforma de tres salas de este edificio, dos para reuniones del Ejecutivo que preside Emilio Pérez Touriño y los altos cargos de las consejerías, y otra para sus comparecencias ante la prensa.
Las obras, en la planta sótano del Pazo de San Caetano, fueron encargadas a la empresa Ferrovial y comenzaron a proyectarse en julio de 2007, si bien en octubre del pasado año todavía se encontraban en ejecución, pese a que la fecha para su finalización estaba fijada para diciembre de 2008. El secretismo con que se ha llevado esta reforma es tal que incluso un policía custodia la entrada a las salas en cuestión, impidiéndose cualquier acceso de personal no autorizado.
Según las fuentes consultadas por ABC, la apertura de estas salas se ha retrasado intencionalmente, ya que de trascender públicamente el abultadísimo coste de las reformas podría afectar al desarrollo de las elecciones autonómicas del 1-M, toda vez que vendría a devolver al primer plano informativo el uso que Touriño y su gobierno hacen del dinero público, tras conocerse el despilfarro en las obras de su despacho y su nuevo coche oficial, revelado por ABC en octubre.
Según las fuentes consultadas por ABC, la apertura de estas salas se ha retrasado intencionalmente, ya que de trascender públicamente el abultadísimo coste de las reformas podría afectar al desarrollo de las elecciones autonómicas del 1-M, toda vez que vendría a devolver al primer plano informativo el uso que Touriño y su gobierno hacen del dinero público, tras conocerse el despilfarro en las obras de su despacho y su nuevo coche oficial, revelado por ABC en octubre.
Mobiliario de diseño y Touripedia
La principal de las salas reformadas es la que una vez por semana utilizarán Emilio Pérez Touriño y sus trece consejeros para las reuniones del Ejecutivo autonómico. Una vez más, el gusto por el lujo extremo del bipartito gallego se hace palpable. Preside la sala una mesa elíptica de las mejores calidades, de 5,60 metros de diámetro, con conexiones de sonido, formada por dos tableros sobrepuestos, que ha costado a las arcas públicas 26.284 euros.
La sala contigua, destinada a la reunión de los secretarios generales de cada consejería en que se preparan las sesiones del Consejo de la Xunta, no disfruta de las mismas comodidades. La mesa rectangular de 5,60x1,50 metros, con las mismas prestaciones para tomas de sonido y vídeo, «sólo» costó 7.735 euros, casi la cuarta parte que la anterior.
El mobiliario se completa con las sillas, donde tampoco se ha ahorrado en gasto, si bien hay todo un muestrario a gusto del político. Touriño y sus consejeros disfrutarán de unas sillas elípticas «modelo Oxford» de la exclusiva marca nórdica Fritz Hansen, tapizadas en piel y «de diseño clásico contemporáneo», con un precio unitario de 2.269 euros, casi cuatro veces el salario mínimo interprofesional, fijado en 600 euros.
La Xunta ha gastado cuatro millones de euros en reformar dos salas de reuniones y otra para prensa, en la planta sótano del Pazo de San Caetano
En total, la Sala del Consejo dispondrá de 19 de estos «asientos de aluminio pulido», lo que supondrán para el presupuesto de la Xunta un importe de 43.111 euros, más de siete millones de aquellas pesetas sólo en asientos para los miembros del ejecutivo autonómico.
Lujo de clase B
En la sala secundaria contigua, el lujo desciende un peldaño. El proyecto marca 18 asientos de aluminio, «modelo Aluminium Group» de la marca Vitra. Aquí se ha prescindido del cuero, ya que tienen un remate acolchado. Pese a la menor calidad, el precio apenas lo nota, ya que se trata de una silla de diseño. Cada una cuesta 1.960 euros, y el montante global asciende a 35.280 euros.
Pero como siempre hubo clases, las sillas de una pequeña sala de traducciones anexa a la Sala del Consejo no son ni de cuero, ni de diseño, ni de aluminio, ni de la calidad de las anteriores. El «modelo 04», también de la firma Vitra, rebaja su coste a los 890 euros, y se encargan cinco unidades, para los traductores y para otro pequeño compartimento para policías.
Aún hay más.
La principal de las salas reformadas es la que una vez por semana utilizarán Emilio Pérez Touriño y sus trece consejeros para las reuniones del Ejecutivo autonómico. Una vez más, el gusto por el lujo extremo del bipartito gallego se hace palpable. Preside la sala una mesa elíptica de las mejores calidades, de 5,60 metros de diámetro, con conexiones de sonido, formada por dos tableros sobrepuestos, que ha costado a las arcas públicas 26.284 euros.
La sala contigua, destinada a la reunión de los secretarios generales de cada consejería en que se preparan las sesiones del Consejo de la Xunta, no disfruta de las mismas comodidades. La mesa rectangular de 5,60x1,50 metros, con las mismas prestaciones para tomas de sonido y vídeo, «sólo» costó 7.735 euros, casi la cuarta parte que la anterior.
El mobiliario se completa con las sillas, donde tampoco se ha ahorrado en gasto, si bien hay todo un muestrario a gusto del político. Touriño y sus consejeros disfrutarán de unas sillas elípticas «modelo Oxford» de la exclusiva marca nórdica Fritz Hansen, tapizadas en piel y «de diseño clásico contemporáneo», con un precio unitario de 2.269 euros, casi cuatro veces el salario mínimo interprofesional, fijado en 600 euros.
La Xunta ha gastado cuatro millones de euros en reformar dos salas de reuniones y otra para prensa, en la planta sótano del Pazo de San Caetano
En total, la Sala del Consejo dispondrá de 19 de estos «asientos de aluminio pulido», lo que supondrán para el presupuesto de la Xunta un importe de 43.111 euros, más de siete millones de aquellas pesetas sólo en asientos para los miembros del ejecutivo autonómico.
Lujo de clase B
En la sala secundaria contigua, el lujo desciende un peldaño. El proyecto marca 18 asientos de aluminio, «modelo Aluminium Group» de la marca Vitra. Aquí se ha prescindido del cuero, ya que tienen un remate acolchado. Pese a la menor calidad, el precio apenas lo nota, ya que se trata de una silla de diseño. Cada una cuesta 1.960 euros, y el montante global asciende a 35.280 euros.
Pero como siempre hubo clases, las sillas de una pequeña sala de traducciones anexa a la Sala del Consejo no son ni de cuero, ni de diseño, ni de aluminio, ni de la calidad de las anteriores. El «modelo 04», también de la firma Vitra, rebaja su coste a los 890 euros, y se encargan cinco unidades, para los traductores y para otro pequeño compartimento para policías.
Aún hay más.
Los vigilantes de seguridad de esta planta de San Caetano, para los que también se adquieren sillas, no tienen la suerte de los anteriores. Habrán de conformarse con un modelo «Lineal» de la marca Andrew World, sin ruedas ni nada parecido, pero por las que la Xunta pagará 2.790 euros, 465 euros por cada una de las seis adquisiciones.
La mesa que preside laSala del Consello, de primeras calidades, ha costado a las arcas públicas 26.284 euros
Completan el lote de asientos las 48 butacas de la sala de prensa, tapizadas en piel de vacuno, abatibles, con entradas de audio y absorbentes de sonido: 945 euros por cabeza, 45.360 euros en total. En la actualidad ya existe una sala de prensa en las dependencias de la sede del gobierno gallego, que data de la etapa de Fraga.
La factura total del mobiliario asciende a 165.010 euros para unas dependencias que no eran ni urgentes ni exigían semejante inversión en tiempos de crisis
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La mesa que preside laSala del Consello, de primeras calidades, ha costado a las arcas públicas 26.284 euros
Completan el lote de asientos las 48 butacas de la sala de prensa, tapizadas en piel de vacuno, abatibles, con entradas de audio y absorbentes de sonido: 945 euros por cabeza, 45.360 euros en total. En la actualidad ya existe una sala de prensa en las dependencias de la sede del gobierno gallego, que data de la etapa de Fraga.
La factura total del mobiliario asciende a 165.010 euros para unas dependencias que no eran ni urgentes ni exigían semejante inversión en tiempos de crisis
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